El Grupo de los Siete (G7) inauguró hoy su cumbre anual en medio de un clima marcado por divisiones internas, conflictos armados en varias regiones del mundo y la polémica presencia del presidente estadounidense Donald Trump, quien ha sacudido las bases del foro con nuevas amenazas comerciales y una postura unilateralista.
Celebrada en la localidad montañosa de Kananaskis, en Alberta, la cumbre no contará con un comunicado final consensuado, un hecho que refleja la creciente falta de unidad entre los países miembros —Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Francia, Alemania, Italia y Japón— y la Unión Europea como observador.
Un G7 dividido y sin declaración conjunta

Fuentes diplomáticas confirmaron que Canadá, país anfitrión liderado por el primer ministro Mark Carney, optará por publicar una declaración como presidente del foro en lugar del tradicional comunicado conjunto, debido a la negativa de Estados Unidos a firmar textos que condenen los aranceles impuestos recientemente por la administración Trump sobre acero, aluminio y automóviles europeos y canadienses.
“La era del multilateralismo sin tensiones ha terminado. Lo que está en juego es la relevancia misma del G7”, afirmó un funcionario europeo bajo condición de anonimato.
Trump impone su agenda

Trump llegó a Canadá reafirmando su postura proteccionista, insistiendo en que los acuerdos multilaterales son «obsoletos» y amenazando con abandonar el foro si no se aceptan sus condiciones comerciales.
En un encuentro a puerta cerrada con Carney, el exmandatario se negó a levantar los aranceles, exigiendo cambios inmediatos en el tratado de libre comercio entre EE. UU. y Canadá.
«Estados Unidos no seguirá siendo la billetera del mundo», declaró Trump al llegar a la cumbre, en declaraciones recogidas por medios estadounidenses.
Guerra en Medio Oriente: Irán-Israel en la agenda

Los ataques cruzados entre Irán e Israel durante los últimos días forzaron a los líderes del G7 a incorporar de emergencia el conflicto al orden del día. Aunque no se espera una acción concreta, fuentes diplomáticas indican que se está elaborando un llamado a la desescalada, particularmente tras el bombardeo israelí sobre instalaciones militares en Irán y la posterior respuesta misilística.
El conflicto en Gaza y el impacto humanitario también están siendo discutidos por los jefes de Estado, junto al estancamiento de la guerra en Ucrania.
Participación ampliada y preocupaciones globales.
La cumbre cuenta con la participación de varios líderes invitados, entre ellos Volodímir Zelenski (Ucrania), Narendra Modi (India), Claudia Sheinbaum (México) y representantes de la Unión Africana.
El cambio climático, la inteligencia artificial, la diversificación de cadenas de suministro y la crisis migratoria también forman parte de la agenda, aunque opacados por las crisis geopolíticas y la tensión interna del grupo.
¿Fin del G7 como lo conocemos?
Analistas internacionales advierten que esta edición del G7 podría marcar un punto de inflexión en el foro creado en 1975. “Lo que vemos es más un G7 en crisis que una alianza estratégica sólida”, declaró Ian Bremmer, presidente del Eurasia Group.
Con la sombra de Trump proyectándose sobre todos los debates y la ausencia de un consenso mínimo, la cumbre de Kananaskis podría ser recordada más por sus silencios que por sus logros.