La alerta de tsunami activada este miércoles tras un fuerte terremoto frente a la península rusa de Kamchatka reavivó durante horas el fantasma del desastre nuclear de Fukushima.
Aunque la onda sísmica no provocó daños ni víctimas masivas en Japón, la evacuación de más de 2 millones de personas —incluidos los trabajadores de la central Fukushima Daiichi— volvió a poner a prueba el sistema de respuesta japonés frente a emergencias nucleares.
La escena fue inquietante para los japoneses: sirenas, mensajes en televisión y un país que contuvo la respiración. El recuerdo de la fusión de tres reactores hace 14 años, tras un tsunami devastador, sigue muy presente en la memoria colectiva japonesa.
Desde entonces, Japón ha invertido miles de millones en reforzar sus plantas: muros de contención más altos, generadores en zonas elevadas, puertas estancas y sistemas de refrigeración pasiva.
Aunque la alerta de tsunami fue desactivada horas después, las evacuaciones masivas mostraron que Japón no baja la guardia y está mucho más preparada.