Estados Unidos está haciendo una reorganización geopolítica a conveniencia y para ello hace uso de todos los frentes, bien sean comerciales, políticos, diplomáticos o los de guerra, “Somos los primeros en el ámbito militar, en poderío militar”, decía el magnate a su llegada a Corea del Sur, luego de pasar por Malasia y Japón. La máxima condecoración pareciera ser un requisito en cada visita de Trump a otro país. En las tres paradas las ovaciones no han pasado desapercibidas.
Trump voló a Malasia el lunes para asistir a la 47ª Cumbre de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), el evento principal fue la supervisión de la firma de un acuerdo de alto el fuego entre Tailandia y Camboya, una de las ocho de las que hacía gala para hacerse, bajo su criterio, con el desprestigiado premio Nobel de Paz.
En segundo lugar quedaron los encuentros que buscaban aliviar los aranceles globales impuestos desde el 12 de marzo, aunque los acuerdos por tierras raras de Tailandia y Malasia no se ausentaron. A decir verdad, era una de las prioridades de Trump. Más tierras raras a favor de EEUU ayudaría a limitar, en teoría el poderío chino que controla más del 70 % de la producción mundial de tierras raras y casi el 90 % de su procesamiento.
Hace tres semanas, China endurecía los controles a la exportación de metales de tierras raras críticos. “EEUU termina siendo dependiente de estos materiales (tierras raras) y al empezar a imponer distintos aranceles a China en esta supuesta guerra comercial, China sacó la carta de las tierras raras, una carta fuerte para EEUU”, dice el analista internacional Patricio Sbarbi Osuna. China citó intereses de seguridad nacional como razón para estas nuevas restricciones, en medio de las constantes amenazas estadounidenses para imponer un arancel adicional del 100%. El inicial ya estaba en 53%.

En solo horas comienza la esperada reunión entre Donald Trump y Xi Jinping, el encuentro de ambos, en este segundo mandato del magnate, será en Corea del Sur antes del Foro Asia-Pacífico. A la lógica demostrada en la práctica, Washington no puede permitirse reconocer y aceptar pérdidas ante Beijing que ha diversificado su mercado en Asia y África y aunque la mirada está puesta en la economía, la amenaza de Trump con el poderío militar va directo a reavivar las tensiones por Taiwán, pues si la desestabilización militar ha tomado tomado foco en el Caribe, la reconfiguración geopolítica de la Casa Blanca necesita atacar a China y su zona de influencia.

