Donald Trump, recibió en la Casa Blanca a su par argentino, Javier Milei, auspiciando un respaldo económico en momentos críticos para Argentina y lanzando señales de subordinación política.
En el marco de un almuerzo bilateral, Trump calificó la reunión como “un gran honor” y presentó a Milei como un exponente latinoamericano del movimiento MAGA (Make Argentina Great Again). Al recibirlo, Milei agradeció “profundamente el enorme trabajo que está haciendo” el secretario del Tesoro norteamericano, Scott Bessent, para socorrer la crisis de liquidez argentina.

El centro del acuerdo entre ambas administraciones es un paquete de apoyo financiero sin precedentes: un swap de divisas por 20.000 millones de dólares que implicará que Washington intervenga en el mercado cambiario argentino, comprando pesos para apuntalar las reservas del Banco Central. Trump y Bessent sostienen que esta medida estabilizará la economía del país sudamericano y respaldará las reformas liberalizadoras impulsadas por el gobierno de Milei.
Trump condiciona y Milei se subordina

Pero detrás del gesto amistoso, el mandatario estadounidense colocó condiciones explícitas. “Si Milei no gana, no seremos generosos con Argentina”, advirtió Trump.
e hecho, aseguró que el acompañamiento económico continuará solo si el oficialismo logra triunfar en las elecciones legislativas del 26 de octubre: “Usted va a ganarlas, lo apoyaremos plenamente. Pero si no gana, no contarán con nosotros.”
El mensaje provocó un impacto inmediato en los mercados argentinos, que inicialmente mostraban expectativas positivas, pero viraron a la baja tras el anuncio del condicionamiento electoral. Medios argentinos afirmaron que Trump “arruinó la fiesta” financiera con una frase extorsiva: “estamos acá para darte apoyo…, pero si él no vence, no perderemos el tiempo: no seremos generosos con Argentina.”
Organismos críticos califican este episodio más como una maniobra de injerencia política que de colaboración financiera. En Argentina, algunos sectores defensores de la soberanía han denunciado que el rescate se convierte en un instrumento de control: alimentar dependencia con condiciones y someter decisiones nacionales a la voluntad de un gobierno extranjero.
El contexto electoral argentino es clave: el 26 de octubre se renovará el Congreso, un factor decisivo para que el gobierno libertario logre que sus reformas prosperen sin bloqueos. El respaldo de Trump no solo pretende apuntalar la economía, sino garantizar la viabilidad política del proyecto de Milei, alineado ideológicamente con el modelo derechista de EE.UU.
Para los críticos estadounidenses también hay alarma. El plan ha generado resistencia incluso en el propio partido republicano y entre sectores rurales, que cuestionan el uso de fondos públicos estadounidenses para favorecer gobiernos extranjeros aliados.
Trump y Milei han sellado una alianza profunda, pero condicionada. Lo que se presenta como “rescate” contiene cláusulas de dependencia, subordinación política y advertencias explícitas sobre las consecuencias de una derrota electoral. Una nueva forma sofisticada de ejercer poder blando en América Latina.