El presidente venezolano, Nicolás Maduro, aseguró este martes que tras “17 semanas de agresión imperialista” por parte de Estados Unidos, su país ha logrado forjar un “poder nacional” —social, político y militar— sin precedentes. Las declaraciones fueron pronunciadas durante un acto público en la sede de la Universidad Militar Bolivariana de Venezuela, acompañado de una multitudinaria manifestación popular.
“Hoy es un día muy especial, porque este pueblo tiene viva la memoria, la conciencia. Pero no es una memoria para quedarse inactivo. Este pueblo hoy ha construido, en estas 17 semanas de agresión imperialista, de guerra psicológica, de locura hegemonicista; este pueblo ha construido un poder de la conciencia, de la voluntad; un inmenso poder político, social; un inmenso poder militar, que no habíamos tenido, de la forma que lo tenemos hoy, nunca antes”, proclamó Maduro ante cientos de simpatizantes.
Maduro reafirma el poder venezolano no expansionista

El mandatario afirmó que dicho “poder nacional” no tiene fines expansionistas ni colonialistas, sino que responde a un proyecto que definió como “libertario, emancipador, unionista de Nuestra América”, cuyo propósito final es la paz. “No es cualquier paz.
No es la paz de los esclavos. ¿O es que ustedes quieren ser esclavos otra vez? […] No es la paz de los cementerios, no es la paz de las colonias: es la paz de los pueblos libres, rebeldes, independientes, soberanos. ¿Colonia? Más nunca. ¿Esclavos? Jamás. Libres e independientes por siempre”, enfatizó.
Durante el acto, Maduro convocó a militares, jóvenes, trabajadores, militantes y comunidades organizadas a jurar “por la paz perpetua bolivariana”. En presencia de una espada de victoria histórica —obsequio que habría recibido en su momento Simón Bolívar por su gesta independentista—, el mandatario pidió a los presentes comprometerse a defender “esta tierra, estos cielos, nuestros llanos y montañas, nuestra historia y nuestro pueblo”.
“Juro que en cualquier circunstancia sabré dar el ejemplo… que la victoria será nuestra y que podremos decir con Bolívar: ‘Hemos vuelto a triunfar. Somos libres’”, recitó como parte del juramento colectivo.

El contexto en el que surgen estas declaraciones es una escalada de agresión regional. Desde agosto pasado, Estados Unidos habría desplegado una fuerza militar frente a las costas venezolanas como parte de lo que denomina una operación antidrogas, la Lanza del Sur.
Según Caracas, ese despliegue responde a una supuesta amenaza externa, mientras que críticos internacionales y organismos de derechos humanos advierten sobre la falta de evidencias que respalden dicha narrativa. Se han denunciado bombardeos a embarcaciones señaladas como narcotraficantes, con un saldo reportado de más de 70 muertos, sin verificación independiente de su actividad ilícita.
El discurso de Maduro evidencia como esa presión del pentágono se ha convertido en un componente de movilización interna para consolidar un sentimiento de unidad nacional ante “la agresión imperialista”, reforzar el liderazgo y legitimar la revilución bolivariana siempre con un discurso de soberanía, resistencia y defensa de la independencia.

La retórica del “poder construido” no solo es simbólica, sino evidencia de que Venezuela, bajo amenazas externas, puede —y debe— asumir un papel de resistencia colectiva frente a lo que considera hostigamiento foráneo.
En un escenario de alta polarización, sus palabras reavivan el debate sobre el futuro del país, su soberanía y el papel de la oposición. Mientras tanto, el gobierno venezolano celebran la aparición de una “fuerza propia” como garantía para mantenerse en el poder y enfrentar lo que describen como “injerencia externa”.

