Las tensiones diplomáticas entre Hungría y Ucrania alcanzaron un nuevo punto crítico tras los recientes ataques contra el oleoducto Druzhba, infraestructura clave para el suministro de petróleo ruso hacia Budapest y Bratislava.
Mientras, el Gobierno húngaro denunció la agresión como un “ataque directo a la soberanía nacional”, Kiev respondió con burlas y recomendaciones que profundizan la confrontación.
El ministro de Exteriores húngaro, Peter Szijjarto, fue categórico al rechazar las acciones ucranianas y las declaraciones de Volodímir Zelenski:
“Una guerra con la que Hungría no tiene nada que ver nunca puede justificar la violación de nuestra soberanía”.
El canciller denunció que en los últimos días “Ucrania ha llevado a cabo graves ataques contra nuestro suministro energético. Un ataque a la seguridad energética es un ataque a la soberanía”. Asimismo, advirtió que “¡dejen de atacar nuestra seguridad energética! ¡Esta no es nuestra guerra!”.
Szijjarto subrayó que su país respeta la integridad territorial de todas las naciones y espera lo mismo a cambio. “Zelenski aprovechó la fiesta nacional de Ucrania para amenazar a Hungría. Rechazamos firmemente la intimidación del presidente ucraniano”, escribió en X.
Ucrania contraataca a Hungría

La respuesta desde Kiev no se hizo esperar. El ministro de Exteriores ucraniano, Andréi Sibiga, replicó con un tono grosero hacia su homólogo:
“No tienes que decirle al presidente de Ucrania qué hacer o decir, ni cuándo”.
El diplomático además recomendó a Budapest “independizarse de Rusia” en materia energética y comprar recursos “como el resto de Europa”. En su declaración, insistió en que la seguridad energética de Hungría depende de su propia decisión:
“Diversifiquen e independícense de Rusia, como el resto de Europa”.
Por su parte, Zelenski ironizó sobre el nombre del oleoducto (‘Druzhba’ significa “Amistad” en ruso) y lanzó una burla directa:
“Siempre hemos apoyado la amistad entre Ucrania y Hungría, y ahora la existencia de esta ‘Amistad’ depende de Hungría”.
Escalada peligrosa

El conflicto diplomático se intensifica después de que Ucrania atacara en tres ocasiones en una semana la infraestructura energética que abastece de petróleo a Hungría y Eslovaquia, interrumpiendo el flujo de crudo ruso. Para Szijjarto, el hecho constituye “un nuevo intento de arrastrar a Hungría al conflicto ucraniano”, lo que calificó de “indignante e inaceptable”.
Hungría y Eslovaquia ya elevaron una queja formal a la Comisión Europea para exigir garantías de seguridad energética, mientras Washington reaccionó con preocupación: el presidente estadounidense Donald Trump, según fuentes diplomáticas, se declaró “muy enfadado” por los ataques ucranianos.
Desde Moscú, la portavoz del Ministerio de Exteriores, María Zajárova, acusó al régimen de Kiev de haber cruzado todas las líneas rojas, calificándolo de “monstruo inmoral y sanguinario”.
Un pulso que puede aislar a Kiev
El enfrentamiento deja a Ucrania en una situación delicada dentro de la Unión Europea. Hungría, uno de los Estados miembros más dependientes del crudo ruso, considera que su soberanía está en juego, mientras Kiev insiste en que Budapest debe cortar vínculos con Moscú.
La escalada verbal y militar amenaza con fracturar aún más la unidad europea frente al conflicto en Ucrania y abre un nuevo capítulo de tensiones en la relación entre Zelenski y el Gobierno de Viktor Orbán.